La verdadera historia de «El Pernales»

La verdadera historia de «El Pernales»

En la provincia de Albacete,
en la sierra de Alcaraz
mataron al Pernales,
también al Niño del Arahal […]

Pobrecito del Pernales
donde ha «venio» a morir
a la sierra de Alcaraz
entre la Guardia Civil

Pernales en toa su vida
no ha «matao» a ningún hombre
y el dinero que robaba
lo repartía entre los pobres

(Romance del Pernales)

En esta ocasión, nos adentramos en este blog en la figura del bandolero más popular de la provincia de Albacete, el Pernales. Conocido y citado por todos los albaceteños como un mítico bandolero que actuaba en nombre de los pobres frente a las fuerzas de la represión, si uno indaga un poco en su breve pero azarosa vida encontrará la desmitificación de su figura y su persona, pues ni el Pernales tiene arraigo a la ciudad de Albacete, en la que encontró la muerte mientras estaba casualmente de paso, ni sus actos tenían por motivación el ayudar a los más desfavorecidos, sino el hurto, el robo e incluso el maltrato y el asesinato para beneficio propio y de los suyos.

Conozcamos un poco más sobre quién fue y cuales fueron los actos que le llevaron a tomar este apodo y a pasar a formar parte de la cultura popular manchega, y también, andaluza.

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¿Quién fue el Pernales?

Francisco de Paula José Ríos González no nació en la provincia de Albacete, sino a 450 kilómetros de distancia, en Estepa, provincia de Sevilla, tierra de otros míticos maleantes como Juan Caballero, «el Lero» o Joaquín Camargo «el Vivillo». Lo hizo un 23 de julio de 1879 y en su más temprana infancia, durante la gran crisis económico de principios del siglo, creció en la más absoluta pobreza pues su familia no gozaba más que de algún oficio esporádico y algún robo en fincas ajenas por parte del cabeza de familia. Cumplidos los 10 años Francisco encontró trabajo como cabrero y abandonó su casa para volver un par de años después para trabajar con su padre en pequeñas labores y ayudarle en sus continuos hurtos.

Comienzan a ser populares sus encuentros y los de su padre con la Guardia Civil, que les propinaron varias palizas a ambos hasta que en una de ellas su padre encuentra la muerte. Para entonces Francisco Ríos ya no conoce otro oficio que el de la delincuencia y otra vida que la de la miseria al lado de otros bandoleros de la zona como Antonio López Martín, Juan Muñoz «el Canuto», Antonio Sánchez «el Reverte» o el «Niño de la Gloria». Su dureza es famosa, por lo que recibe el apodo de «el Pedernales» que posteriormente se reduce y transforma en el de «el Pernales».

De afición, el robo de cortijos y de gente adinerada

Su día a día no es otro que el de robar cortijos y a gente acaudalada por lo que ha pasado a formar parte de la leyenda como una suerte de Robin Hood español o el Robin Hood andaluz en parte provocadas por el boca a boca y por lo que quedó registrado en los romances que sobre su figura se escribieron. Nada más lejos de la realidad. Todas las fechorías de el Pernales fueron en su propio bien. Todo el dinero que robó a los ricos no fue para dárselo a los pobres y sí para gastárselo en tabernas y mujeres.

En 1901 contrae matrimonio con María de las Nieves Caballero, con la que tiene dos hijas. Especialmente deplorable es lo que se escribe sobre el trato propinado hacía ellas, a las que marcó con una moneda puesta en brasas como castigo a sus continuos llantos. Tal fue el poco cariño que Pernales demostró hacía su mujer e hijas que, en 1904, apenas tres años después de su matrimonio, su esposa huye de el en compañía de sus hijas.

Al parecer, era conocido su gusto por los objetos incandescentes, pues su fama llegó hasta la capital de España por quemar las extremidades de un tal, Omar Ferri «Xava» o por quemar a una mujer a la que violó en el cortijo de Cazalla.

El niño del Arahal y el Pernales expuestos públicamente tras su muerte

No le faltó ninguna fechoría a el Pernales; desde los constantes robos hasta asesinatos, torturas, violaciones, extorsiones y secuestros. Pronto encabezó y se conformó en el cabecilla de una banda organizada de bandidos. La Guardia Civil establece una recompensa por su cabeza pues poco a poco Francisco Ríos se ha convertido en uno de los más prolíficos y escurridizos maleantes de Andalucía y regiones anexas a ella.

«El Pernales está en todas partes, y por ningún lado se le ve el pelo. Las cortijeras dicen que le ven todos los días. La Guardia civil asegura que no le ve nunca. Bueno es ponerse en un justo medio y suponer que aquéllas le ven menos de lo que dicen, y que ésta le ha visto alguna vez» Diario ABC.

Pernales encuentra una nueva pareja, Concepción Fernández Pino, que le da otra hija y además le acompaña en sus actos y con la que planea huir a América a emprender una nueva vida lejos de su amenazada persona. Sería tarde pues Pernales huyó para esconderse en la sierra de Alcaraz en su exilio para encontrar destino en tierras valencianas. Fue más concretamente en Villaverde de Guadalimar donde fue abatido a tiros un 31 de agosto de 1907 por el teniente Haro de la Guardia Civil junto a otro bandolero, el niño del Arahal, cuyos cuerpos de 28 y 26 años fueron expuestos publicamente a petición del gobernador.

En el informe de su muerte indicaba que Pernales estaba acompañado de «un mulo castaño oscuro, una escopeta de dos cañones de fuego central de retroceso, un revólver sistema Smith de seis tiros, un anteojo de larga vista, un reloj sistema Roskof, una cartera de bolsillo con tres billetes de 100 pesetas, una pluma para escribir, y dos cartas».

En Alcaraz puede encontrarse un montículo de piedras con un grabado que indica el lugar exacto donde el Pernales y Arahal fueron acribillados. Su tumba también puede encontrarse en el cementerio de Alcaraz en Albacete, lugar de peregrinaje de muchos visitantes acuciados por la curiosidad de la leyenda del Pernales.